lunes, 27 de junio de 2011

cospiraciones de queretaro

La conspiración descubierta y el inicio de la Guerra de Independencia de México
Pero la conspiración de Querétaro fue denunciada, el 9 de septiembre, por el empleado de correos José Mariano Galván. Al día siguiente, el propio capitán Joaquín Arias, al creer que todo estaba perdido, se autodenunció ante el alcalde Juan Ochoa.[5] Otras denuncias llegaron a oídos del comandante Ignacio García Rebolledo y se presionó al corregidor Domínguez para catear la casa de los hermanos González.[6] En lugar se encontró armamento almacenado, en consecuencia Epigmenio y Emeterio fueron aprehendidos. Josefa Ortiz tuvo tiempo de enviar como mensajero al alcalde Ignacio Pérez para poner en sobre aviso a los conspiradores que se encontraban en San Miguel el Alto.[7] Mientras en Querétaro se hicieron prisioneros a más conspiradores, incluyendo a los corregidores.[8] Pérez cabalgó la noche del 15 de septiembre hasta San Miguel logrando contactar a Juan Aldama, quien de inmediato se trasladó a Dolores, lugar al que llegó en la madrugada del 16 de septiembre para informar las malas noticias a Allende e Hidalgo. Después de un intercambio de opiniones, el cura exclamó:
"Si, lo he pensado bien, y veo que estamos perdidos y que no queda más recurso que ir a coger gachupines".[9]
Con ayuda de ochenta presos que liberaron de la cárcel, capturaron al delegado Rincón, se dirigieron al atrio de la iglesia, tocaron las campanas, Hidalgo pronunció un discurso explicando que el movimiento al que incitaba era para derribar al mal gobierno, quitando del poder a los españoles que trataban de entregar el reino a los franceses. Le ofreció a la población que se dejarían de pagar tributos, y un peso diario a quienes participaran si llevaban caballo y la mitad a los de a pie. Acto seguido se aprehendió a diecinueve españoles.[10] Se juntaron más de seiscientos hombres, a quienes se les repartieron lanzas y machetes, Hidalgo arengó a la población, las palabras exactas que pronunció, tal vez nunca se sepan, las versiones probables y más antiguas son:[11]
Manuel Abad y Queipo (1810):[12]
"¡Viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII y muera el mal gobierno!"

Diego de Bringas (1810):[12]
"¡Viva la América!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la religión y mueran los gachupines!"

Anónimo (1810) recopilado por Ernesto Lemoine Villicaña:[12]
"Viva la religión católica!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la patria y reine por siempre en este continente americano nuestra sagrada patrona la santísima Virgen de Guadalupe!, ¡muera el mal gobierno!"
Juan Aldama (1811):[11]
"¡Viva Fernando VII!, ¡viva América!, ¡viva la religión y muera el mal gobierno!"

Servando Teresa de Mier (1813):[13]
"¡Viva Fernando VII y la Virgen de Guadalupe!"

Lucas Alamán (1840):[14]
"¡Viva la religión!, ¡viva nuestra madre santísima de Guadalupe!, ¡viva Fernando VII!, ¡viva la América y muera el mal gobierno!" A lo que el pueblo respondió: "¡Viva la Virgen de Guadalupe y mueran los gachupines!"
En Querétaro, el capitán Arias fue puesto en libertad y partió de inmediato para integrarse con los insurgentes, aunque fue visto con recelo por sus compañeros. El corregidor fue perdonado al igual que su esposa, restituyéndosele en su cargo. Años más tarde ella volvería a ser perseguida. La mayor parte de los prisioneros negaron las acusaciones y fueron liberados, a excepción los hermanos González: Emeterio —quien siguió conspirando desde prisión— fue sentenciado a muerte y Epigmenio fue desterrado a Manila

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