martes, 28 de junio de 2011

Partido Unico

RÉGIMEN DE PARTIDO ÚNICO: Concepto utilizado por R. Aron en su teoría de los regímenes políticos de las sociedades industriales para designar aquellos regímenes caracterizados por el monopolio de la actividad política legítima reservada a un solo partido; la voluntad de imprimir la marca de la ideología oficial sobre el conjunto de la colectividad; y el esfuerzo para renovar radicalmente la sociedad hacia una meta, definida por la unidad de la Sociedad y el Estado. Un rasgo esencial es el carácter totalitario del Estado, abarcativo de toda la sociedad, con una representación global del mundo histórico, en su pasado, presente y futuro, en lo que es y lo que debe ser. Al igual que los regímenes constitucionales -pluralistas, los regímenes de partido único también tienen su "principio", que combina dos sentimientos: la fé (que inspira el fin glorioso al que tiende el partido revolucionario); y el miedo (que reduce a la impotencia a los que no creen en la doctrina oficial). En este caso, R. Aron establece una tipología, con tres subtipos del tipo general y algunos casos intermedios. También establece una gradación en intensidad a partir del tipo ideal: por ejemplo, aquellos regímenes que pretenden el monopolio político pero desde ideologías menos ambiciosas, que solo buscan restaurar el orden o la autoridad del Estado, o que se ven a sí mismos como transitorios. Los tres subtipos de regímenes de partido único son los siguientes: - Primer tipo: Regímenes opuestos al pluralismo de los partidos pero no a la constitucionalidad de sí mismos. Autoritarios, conservadores, tradicionalistas , pero hostiles a la idea de un "Estado total", por lo que técnicamente no les corresponde la designación de totalitarios. Pretenden eliminar la agitación de los partidos y despolitizar a los ciudadanos. El caso más típico es el régimen portugués de Oliveira Salazar, y la forma de transición hacia el segundo tipo es el régimen español de Francisco Franco, en el que hay una explícita condena al liberalismo y es menos conservador que aquél. - Segundo tipo: Regímenes opuestos al pluralismo de los partidos, favorables a la existencia de un partido único, revolucionario e identificado con un principio unificador. No son ni quieren ser democráticos. Requieren un ambiente de exaltación nacionalista, con grandes ambiciones de política exterior. No buscan, como los anteriores, "despolitizar" a los hombres sino por el contrario, politizarlos al máximo e incluso fanatizarlos. El principio unificador puede ser el Estado (es el caso del régimen fascista italiano de Benito Mussolini) o la Nación-Raza, de la que el Estado es solo una organización de valor instrumental (es el caso del régimen nazi de Adolfo Hitler en Alemania). - Tercer tipo: Regímenes opuestos al pluralismo de los partidos y favorables a un partido único, revolucionario, cuyo objetivo es la unificación de la sociedad en una clase única. En sentido dialéctico se consideran "herederos" de las doctrinas constitucionales -pluralistas. Suprimen el pluralismo, proclaman el monopolio político, pero consideran que al obrar así cumplen acabadamente con los ideales democráticos, porque otorgan el poder a la única verdadera mayoría, el proletariado, representado por el Partido que es su vanguardia, mientras que a su juicio las democracias pluralistas son solo el camuflaje de la oligarquía capitalista, que hay que suprimir para realizar la libertad y la democracia. Desembocaron en una dura e ineficiente burocracia autoritaria. En nuestros días todos estos regímenes han terminado: el salazarismo portugués por agotamiento interno y golpe militar; el franquismo español por una transición por transacción (es el único que tuvo una transición ordenada); el fascismo italiano y el nazismo alemán por derrota militar total; los regímenes comunistas por colapso interno y rebeliones populares. Falta una teoría que sistematice los nuevos fenómenos de regímenes autoritarios de inspiración fundamentalista religiosa o mesiánica laica.

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